Hoy en día, ahorrar es una de nuestras principales prioridades. Es algo que tenemos en mente al hacer la lista de la compra, al poner gasolina o al usar nuestros electrodomésticos, pero rara vez nos preguntamos ¿qué puedo hacer para ahorrar sin sacrificar mi estilo de vida? La solución de la que vamos a hablar hoy no sólo te permitirá ahorrar en la factura de la luz, si no que traerá beneficios a largo plazo a tu comodidad y vida diaria. Hoy te explicamos cómo puedes ahorrar con aislamiento térmico en tu hogar.
El aislamiento térmico es un proceso de construcción, normalmente una reforma corta, asequible y sin molestias, mediante el cual el hogar se cubre con materiales resistentes a la transmisión de calor. Estos materiales lo que hacen es evitar el paso del calor, tanto hacia dentro como hacia fuera, es decir, que mantiene el calor dentro en invierno y evita que entre en verano. Eso significa que en todo momento, la casa mantiene una temperatura media, generalmente regulada por nuestros hábitos o nuestro uso de electrodomésticos como el aire acondicionado o la estufa. Debido a que el calor ni sale ni entra, solo tenemos que mantener la casa cerrada y encender el aire (o la estufa) un rato, y esa temperatura se mantendrá más tiempo.
¿Cómo se instala el aislamiento térmico?
El aislamiento térmico consiste en tres o más capas de materiales, como una especie de sándwich, muy fino, que se instala en el exterior o el interior de la vivienda. Para ahorrar con aislamiento térmico, lo primero es decidir dónde instalarlo y hacer la reforma. La instalación se puede hacer en interior sin ensuciar demasiado, tirar paredes o perder espacio, ya que el aislamiento térmico se coloca sobre superficies existentes y no es demasiado ancho.
Depende del material y la instalación que elijas, pero en general el aislamiento térmico cuenta con una primera capa adhesiva, pegada a la pared. Luego, la capa aislante, que puede ser de distintos materiales:
- Materiales sintéticos: Combinaciones de plástico, polímeros derivados del petróleo y otras materias sintéticas. Poliestirenos, poliuretanos y polietilenos. A parte de ser aislantes, son muy resistentes a la humedad.
- Lanas minerales: Son los materiales más usados. Son entrelazados de fibras de rocas o minerales, creando una especie de fieltros que mantienen el aire en estado inmóvil. Son muy resistentes contra incendios y además ofrecen aislamiento acústico. Distinguimos entre lana de roca y lana de vidrio.
La capa aislante puede usar una o varios de estos materiales. Esta capa es la que nos permitirá ahorrar. Generalmente se añaden una capa protectora para asegurar la estructura y una última capa estética dónde se podrá pintar o hacer otro tipo de reformas visuales.
Cómo ahorrar con aislamiento térmico
Lo que nos permite ahorrar con aislamiento térmico es la disminución de consumo energético. Los electrodomésticos termorreguladores como el aire acondicionado o la estufa tienen que hacer menos esfuerzo para conseguir el mismo efecto, es decir, que gastan menos electricidad mientras alcanzan la temperatura deseada. Pero además, como el calor ni entra ni se escapa, será necesario menos tiempo con el aparato encendido. Y mientras no dejemos pasar demasiado calor, el efecto se podrá mantener durante días. Por tanto, la factura de la luz se verá muy reducida.
Por si fuera poco, ganarás en confort. Ya no tendrás que preocuparte por ponerte o quitarte capas, o encender ninguna máquina, nada más llegar a casa. Tu hogar mantendrá una temperatura agradable en todo momento. Si eliges bien el material, también ganarás aislamiento acústico. Además, la inversión inicial la podrás amortizar durante muchos años, ya que el aislamiento térmico soporta bien las inclemencias del tiempo y la humedad, y prácticamente no necesita mantenimiento. Ahorrar con aislamiento térmico es una alternativa inteligente y ecológica al consumo eléctrico, llámanos e infórmate de las opciones más económicas y adecuadas para ti.