Passive house o edificios pasivos: conoce sus ventajas
El término passive house y todo lo que conlleva se originó en Alemania durante la década de 1980. Y aunque se ha estado implementando en diferentes partes del mundo desde hace algún tiempo, apenas ahora empieza a hacer más notorio. Particularmente en España este tipo de vivienda o edificio está generando interés, sobre todo con las nuevas metas ambientalistas planteadas para 2030.
Pero ¿qué tienen de atractivo los edificios pasivos como para haberse vuelto tan populares? Para empezar, se construyen con materiales y una estructura que los hace independientes de sistemas de calefacción o aire acondicionado. Esto, a su vez, implica que su uso de energía e impacto ambiental sea muy bajo respecto a las viviendas tradicionales. ¿Quieres saber más? Te explicamos a continuación sus ventajas.
Viviendas y edificios de elevada eficiencia energética
La definición más básica de passive house plantea que es un modelo capaz de mantener las condiciones termohigrométricas en su interior prácticamente sin usar energía; estas condiciones se refieren a la temperatura, la humedad y la ventilación del lugar, por lo general dependientes de dispositivos eléctricos de gran demanda de energía. Por ello, la principal ventaja que ofrecen es una elevada eficiencia energética.
Ahorro en gastos de típicos derivados de la calefacción o aire acondicionado
A diferencia de las viviendas tradicionales, el modelo passive house prescinde casi en su totalidad de los sistemas de calefacción. En lugar de usar gas natural u otros métodos para mantener su interior cálido, usa otros recursos previamente desaprovechados y de gran disponibilidad; estos son energía solar, calor generado por los habitantes, el de los dispositivos domésticos y el recuperado del aire de desecho.
Todo esto amerita el uso de materiales y componentes de alta calidad; y si bien pueden conducir a costes de construcción elevados, ofrecen un alivio al bolsillo a largo plazo. En consecuencia, otra de las ventajas que ofrece el modelo passive house es el ahorro en gastos energéticos. Si lo planteamos a gran escala, los costes de funcionamiento de estas estructuras resultan sustancialmente menores a los habituales.
Ofrecen altos niveles de confort térmico y calidad de vida
Es un hecho que las condiciones de temperatura y humedad pueden influir mucho en la calidad de vida de las personas. El frío puede hacernos más lentos, menos activos e incluso detonar trastornos depresivos; mientras que el calor puede deshidratarnos. Tener comodidad térmica en casa (y el trabajo) es parte de la seguridad. Por ende, entre las ventajas de una passive house no podían faltar los altos niveles de confort.
Más activos que los edificios y viviendas unifamiliares tradicionales
Aunque su nombre sugiera lo contrario, los edificios pasivos resultan en realidad más activos de lo que muchos piensan. En los modelos tradicionales, los ocupantes se encargan de dotar el lugar con sistemas de calefacción y refrigeración, omitiendo aspectos de diseño que aportan mayor independencia de estos. Mientras que la passive house en sí misma es la encargada de mantener la comodidad térmica sin intervención humana adicional.
Los edificios pasivos son versátiles y funcionan en todos los climas
Una de las grandes ventajas de los edificios pasivos es su versatilidad y adaptabilidad a diferentes climas y estaciones. Se dieron a conocer como una alternativa para la construcción de viviendas; pero hoy en día sus principios se pueden aplicar a todo tipo de edificaciones, desde domésticas hasta comerciales. De hecho, muchos proyectos de reforma y rehabilitación masiva se han enfocado en la eficiencia energética.
Por otro lado, tenemos la adaptabilidad de los edificios pasivos a climas variados. Su definición nos hace pensar en una estructura ideal para zonas templadas con estaciones bien definidas; sin embargo, sus principios también se pueden aplicar en regiones tropicales, donde el uso de aire acondicionado es común. En conclusión, se pueden ubicar en diferentes zonas climáticas para obtener los mismos beneficios.
Preparan a las próximas generaciones para tener una mayor conciencia ambiental
Por último, tenemos el resultado de la suma de todas las ventajas explicadas hasta ahora: la concienciación a gran escala y a futuro. Vivir en un espacio especialmente diseñado para limitar al máximo el gasto energético crea una base que podría motivar a las próximas generaciones a perfeccionar el modelo. Los edificios pasivos están estimulando la conciencia ambiental y, sin duda, tendrán gran influencia en el mañana.